Por Wilder Buleje*

Si había alguna duda sobre el respaldo que el presidente del Instituto Peruano del Deporte (IPD), Óscar Fernández, le había otorgado al cuestionado dirigente Gustavo Cárdenas Brou, el memorando N° 101 del pasado 23 de agosto despeja el panorama como una mañana de verano.

El titular del IPD considera erróneamente al Consejo Superior de Justicia Deportiva y Honores del Deporte (CSJDHD) como una dependencia más de esa entidad. Cree que con un memo, cual jefe a subordinado, conseguirá imponer una decisión personal sobre el titular del colegiado.

En lo único que acierta en esa comunicación es señalar que existe el Caso Cárdenas Brou. Lo afirma así: “Me dirijo a usted en atención al documento de la referencia a) vinculado con la solicitud de remisión de una copia del acta de sesión de Sala Plena en la cual el CSJDHD deliberó y sentó posición respecto al caso del señor Gustavo Cárdenas Brou”.

A confesión de parte relevo de pruebas. El Caso Cárdenas Brou existe y el propio Fernández lo afirma. Entonces, ¿por qué no procede y aplica la ley? ¿Por qué no comunica al sistema deportivo que el aún presidente de la Federación Peruana de Atletismo (FPA) no cumplía con los requisitos para postular a ese cargo y tampoco para participar en la elección del Comité Olímpico Peruano (COP)?

¿Y por qué Cárdenas Brou no cumplía? Porque en 2003 fue amonestado y la amonestación está considerada una sanción. Y esa sanción, de acuerdo a las normas de la Ley del Deporte, que son letra muerta para Fernández, el infractor no puede aspirar a la presidencia o vicepresidencia de ninguna federación del Sistema Deportivo Nacional.

En el caso del COP el tema es todavía más grave. Esa asociación civil, de derecho privado, señala puntualmente en su estatuto que no pueden postular a cargos directivos personas que hayan sido sancionadas por algún tribunal deportivo. Cárdenas Brou estaba sancionado, entonces la lista que lo postulaba, la de Pedro del Rosario, debía ser retirada de la contienda.

EL BAILE DEL MEMO

Pero no dejemos que esas ‘minucias’ nos desvíen de la lectura del memo de Fernández.

En su afán de torcer la realidad y la correcta aplicación de la norma, el titular del IPD apunta sus baterías al hacia el presidente del CSJDHD: “De la lectura del documento se desprende el reconocimiento de vuestra responsabilidad individual respecto a la opinión vertida en el Oficio N° 757-CSJDHD de fecha 17 de julio del presente (3° párrafo), transgrediendo lo dispuesto en el reglamento del CSJDHD (…) situación que ha inducido a error a la opinión pública…”.

Es decir, el presidente del CSJDHD, Óscar López-Dolz, está siendo señalado como un infractor. Y además es acusado de desorientar a la opinión pública. ¿Y qué dijo el señor López-Dolz en el oficio N° 757? Simplemente que, en el Caso Cárdenas Brou, una amonestación es una sanción.

¿Desde cuándo una precisión de la norma, en este caso normas con precedentes en la década del 80, constituye una opinión como afirma Fernández? Bajo esa lógica, un juez que diga que el hurto es un delito podrá ser recusado por emitir una ‘opinión’.

Pero Fernández no se queda corto en ese alambicado raciocinio y pasa al ataque: “… solicito que dicho colegiado en Sala Plena evalúe las responsabilidades a las que hubiere lugar, adoptando las medidas correctivas que el caso amerite, evitando un mayor perjuicio a la imagen y accionar del CSJDHD”.

PREGUNTAS SUELTAS

¿Por qué Fernández ha decidido de manera unilateral -¿o es que el el Consejo Directivo del IPD sabe de esto?- acometer con esta grosera intromisión en los asuntos del CSJDHD?

¿Por qué Fernández ha dejado pasar cerca de 40 días para recién reaccionar sobre el oficio N° 757 del CSJDHD? ¿Será para darle una manito a la junta del COP y pueda inscribirse en Registros Públicos?

¿Por qué no comunica al sistema deportivo nacional sobre la falta de Cárdenas Brou? ¿Qué interés oculta detrás de esa demora? ¿No recuerda acaso Fernández que Cárdenas Brou presentó una Declaración Jurada señalando que no había sido sancionado por algún tribunal deportivo?

¿No bastaría esa sola falta para removerlo de la presidencia de la FPA por haber mantenido una mentira bajo juramento? ¿Confía Óscar Fernández en un dirigente que ha sido capaz de mentir sin desenfado y ha puesto en ridículo a las personas que lo acompañaron de buena fe en la lista que se presentó al COP?

LOS HECHOS MANDAN

Pero ya sabemos que Óscar Fernández no moverá ningún músculo por ese lado. Cómo podría esperarse una acción propositiva de un presidente del IPD que conociendo el contenido del Oficio N° 757 no vaciló ni un segundo y viajó junto a Cárdenas Brou al Mundial de Atletismo. En ese momento optó por darse un ‘descanso’ en Londres de diez días.

Y dentro de esa lógica escribe el ‘memo’ a Óscar López-Dolz con un mensaje absurdo: Al verdadero infractor hay que protegerlo. A quien transparentó lo que era claro hay que colocarlo bajo sospecha. Con esos borrones y esas enmendaduras Óscar Fernández quiere escribir la historia del deporte peruano.

Quienes lo designaron deberían de frenarlo y mandarlo a casa. Un dirigente del IPD está para promover el deporte no para inmiscuirse en los temas de justicia deportiva. ¿Acaso tiene el mismo interés en la preparación de los deportistas que nos representarán en los Juegos Panamericanos? ¿Acaso está supervisando el correcto uso de las subvenciones millonarias que han recibido un puñado de federaciones?

El manejo del IPD, antes de estos acontecimientos, era menos que mediocre. Hoy, a la vista de estos acontecimientos queda claro que entre los intereses de este presidente, que proviene del atletismo, no sintonizan con el desarrollo deportivo ni con la promoción de las actividades competitivas. Cada día que Fernández siga en ese puesto el deporte seguirá agonizando.

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*Periodista y editor del blog: www.unavozunavez.blogspot.com